Un blog para descubrir el lado humano de la tecnología y la comunicación, su aspecto más importante, aquello que da sentido a todo el derroche de imaginación y creatividad que se esconde tras cada cable, circuito, imagen, palabra o sonido.

miércoles, 27 de junio de 2012

Lo digital de verdad...


Seguro que han oído variaciones sobre el chiste de la tecnología digital, la de los cinco dedos de la mano... Pues lo cierto es que tiene menos de chiste de lo que parece y bastante de realidad.

Cuando contemplamos un aparato electrónico de alta tecnología (un smartphone o un tablet) uno imagina con facilidad largas cadenas de producción robotizadas y limpias. Pues lo cierto es que las cadenas son largas, pero no tan robóticas.

Oficialmente hay en China unas 700.000 personas fabricando productos como el iPhone o el iPad. Si sumamos los empleados para otros productos y marcas la cifra puede multiplicarse un par de veces. Y aquí va el dato, aunque les sorprenda: para “montar” —no hablamos de la fabricación de los componentes— un iPhone o un iPad se requieren hasta 141 pasos a lo largo de 5 días y pasando por 325 pares de manos. ¡Qué nadie dude de que se trata de tecnología digital!

No crean que todos se debe a una cuestión de costes. Aunque es cierto que las condiciones de trabajo pueden ser extenuantes y los sueldos ridículos si los comparamos con los nuestros (y conste que los trabajadores de las líneas de producción de Apple son unos privilegiados frente a los demás), lo cierto es que es difícil igualar el grado de precisión y flexibilidad de unos ojos y manos humanas. O conseguirlo en robots, todavía hoy, a un precio asequible.

En cierta medida, y mucho más real que el mito de la “obsolescencia programada”, una teoría que vendría a explicar el diseño de los aparatos electrónicos con una “vida útil” determinada que obliga a su sustitución y mantiene el consumo, ésta es la realidad de la tecnología: el futuro de los próximos años ya está inventado y existe, pero todavía no puede producirse a unos precios asumibles por los futuros compradores.

Ahí entra la mano de obra barata “especializada” —en hacer repetidamente lo mismo con una pericia suficiente— en economías de países emergentes, que tarde o temprano dejarán de serlo, momento en el que se verán sustituidos por otros.

El modelo económico de producción de bienes está agotado, tiene fecha de caducidad, pero algunos todavía no se han enterado, y otros proponen soluciones inaceptables...

Por lo pronto, Apple ya está invirtiendo en robótica. Y conste que eso tampoco va a arreglar nada.

miércoles, 20 de junio de 2012

Locuras tecnológicas


En Estados Unidos son muy dados a realizar encuestas y estudios de mercado. La última que llama mi atención es la publicada por el portal, dedicado a la compraventa de “gadgets” de segunda mano y noticias tecnológicas en general, Gazelle.com.

Con motivo del inminente 5º aniversario de la puesta en venta del primer iPhone 3G (el 29 de junio), han preguntado a sus compatriotas si renunciarían a su teléfono inteligente antes que a mantener relaciones sexuales durante un fin de semana. El 15% de los encuestados se quedarían con el móvil.

Pero la sinrazón no es sólo patrimonio de los norteamericanos. Cerca de Tokyo se puede encontrar un antiguo santuario shintoista —Kanda Myojin— con más de 1270 años de antigüedad, donde se pueden comprar amuletos y bendiciones para proteger dispositivos electrónicos, para evitar el robo de identidad, para que tu negocio digital empiece bien o para que siga funcionando sin problemas. Todo eso por 800 yenes (unos 8 euros). Una ganga, vamos.

¿Y en España? Pues las encuestas dicen que el 55% comemos con el móvil al lado, sobre la mesa y que muchos le hacen más caso a él que a la persona a la que tienen delante. El 40% sólo lo silenciamos —no apagamos— en el cine, y le echamos un vistazo en mitad de la película si vibra. Incluso dicen que en un 10% de los casos, el usuario contesta una llamada que se produce mientras tiene un “momento íntimo” con su pareja. ¡Si hasta nos lo llevamos al cuarto de baño y lo usamos como reloj!

Sinceramente, a veces creo que no estamos bien de la cabeza...

miércoles, 13 de junio de 2012

Paradojas


En el fondo, lo que les voy a comentar hoy viene a abundar en la idea de que la tecnología no siempre es ética y moralmente calificable como buena o mala, sino el uso que hacemos de ella, o incluso el uso para el que fue diseñada...

Seguro que han visto escenas similares: un grupo de niños jugando entre ellos y en un rincón apartado, otro jugando solo con su video-consola portátil, teléfono o tablet. Pero quizá ese niño esté jugando —online— incluso con más chavales que los que brincan a su alrededor. Es cierto que su juego será menos saludable, aunque sus posibilidades de lesión a corto plazo sean menores, pero cada vez hay más video-juegos sociales. es decir, de esos que se juegan en compañía, ya esté a dos metros o a dos mil kilómetros de distancia.

Pero no piensen solo en niños. Esto de los “gadgets” también nos afecta a los adultos. Hace poco leía un estudio que decía que nos llevamos los móviles y tabletas hasta al cuarto de baño. Y no sería extraño que hubieran escuchado —o leído— que el iPad —asuman que da nombre a la categoría— viene a fomentar el consumo individual de contenidos obstruyendo no solo el diálogo, sino algo tan simple y gratificante como la experiencia de toda la familia haciendo o viendo lo mismo a la vez. Aunque bien mirado, leer un libro —de los clásicos, en papel— viene a hacer lo mismo, ¿no? Y, si me guardan el secreto, ahora que no nos oye nadie, de pequeño me llevaba tebeos —Don Mikis, para ser exactos— cuando iba a visitar al señor Roca.

Lo mismo ocurre con Internet. Decimos que las personas se aíslan del mundo físico, e incluso se evaden y crean falsas realidades que al final pueden devenir en trastornos de conducta (cuando no algo más grave). Y sin embargo, a través de Internet se mantienen contactos, se crean lazos y tienen lugar no pocos re-encuentros.

Incluso hay quien se toma el uso integrador y terapéutico de la tecnología muy en serio. No es el primer estudio clínico sobre la materia, pero aquí pueden leer la noticia: “El iPad ayuda a los niños con autismo a comunicarse con los demás”.

Y ahora que Apple lo ha dejado en desuso en sus presentaciones, permítanme un “one more thing” sobre este tema que nos ocupa. ¿Se han planteado lo difícil que puede tenerlo un ciego en este mundo de pantallas táctiles? Pues sepan que son muchos los desarrolladores de software para el iPad (y también para otros sistemas operativos) que se ocupan de que personas como ellos, y con otras dificultades y minusvalías, no queden fuera de juego. En la última presentación, este pasado lunes, Apple les rindió un emotivo homenaje, que pueden ver en vídeo, desde alrededor del minuto 6 y hasta el 15. No dejen de ver el último de esos minutos. Será porque estoy perdiendo agudeza visual, pero yo también me sumo: gracias...

miércoles, 6 de junio de 2012

Brecha digital


Que vivimos en la era de Internet —lo siento, pero el soporte ha fagocitado al contenido, la comunicación— es incuestionable. Que muchas cosas han cambiado, están cambiando o terminarán por cambiar, también. Pero hay cosas que no deberíamos olvidar..., ¡ni permitir!

Internet sólo es accesible para el 30% de los habitantes de este planeta. Y no es sólo una cuestión de países más o menos desarrollados. En nuestra tecnológicamente avanzada —y financieramente en crisis— viaja Europa, alrededor del 40% de la población no se “conecta” habitualmente. De hecho, más de un 20% no lo ha hecho nunca...

Es fantástico poder realizar trámites con las administraciones públicas desde la comodidad de una pantalla, sin prisas y ágilmente, suponiendo que los accesos estén bien diseñados (a veces no es el caso). Poder leer las últimas noticias o llevar en 700 gramos de peso y un centímetro de grosor todas las obras literarias escritas por el hombre y aún quedar espacio para más.

Pero seamos conscientes que hemos entrado en una época de transición —quizá permanente y para toda la vida— en al que necesariamente deben convivir lo analógico y lo digital.

No estoy hablando de nostalgia o romanticismo. No hablo del olor de la tinta en un libro recién impreso, ni de ver y tocar un objeto antes de comprarlo y mirar a los ojos del vendedor. Hablo de millones de personas a nuestro lado a las que esta revolución les ha llegado tarde.

Está muy bien que pueda confirmarse el borrador de la declaración de la renta por Internet... Pero si adoptáramos ése como el único sistema válido demasiadas personas quedarían fuera de juego y sin posibilidades reales de participar. No se tapen los ojos: ya hay trámites que solo se pueden realizar por Internet.

Después de lo que ha pasado con la fotografía analógica —siempre pensé que el carrete resistiría como nicho de mercado y supongo que Kodak, también— no tengo ninguna duda de que el papel tiene los días contados, que los periódicos impresos son muertos vivientes aunque se nieguen a reconocerlo, y que de nuestra historia actual se sabrá muy poco en los próximos siglos porque nos hemos rendido a la cultura de lo efímero en soportes etéreos.

Pero mientras esta revolución no nos alcance a todos, deberíamos tener mucho cuidado de no dejar a nadie atrás.